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BICHO, 2015.

España. Islas Canarias, Tenerife.

Pelotas de ping-pong, microcontrolador Arduino,
sensores de ultrasonido, componentes electrónicos,
4 motores servo, 2 fuentes de alimentación, bieletas

de dirección, elementos impresos en 3D, varillas de

cobre, hilo, metacrilato y varillas de acero.
195 x 166,53 x 275,69 mm.


Bajo la supervisión de Ralph Kistler y Drago Díaz.
La información de los sensores es recogida por la placa de Arduino y enviada a los motores servo -encargados del movimiento de los ojos-, haciendo que roten variando el ángulo de giro según el sensor que capte el rango de proximidad más corto.
Los servos de los párpados hacen que estos suban o bajen de forma aleatoria.
Todos los mecanismos se sostienen sobre un esqueleto de metacrilato diseñado en Rhinoceros y cortado con fresadora. Los elementos de precisión han sido diseñados e impresos en 3D.

Bicho es un juguete mecánico que simula el comportamiento de un ser vivo mediante el uso de mecanismos electrónicos (animatronics) programados para permitir la comunicación/interacción
natural y directa con el usuario. Bicho sigue con “la mirada” a sus espectadores gracias a la combinación de un sistema mecánico y cuatro motores servo dirigidos por un conjunto de sen -sores de ultrasonidos, que captan la actividad de los visitantes, y un microcontrolador electró - nico que hace las veces de cerebro, Bicho es una metáfora del estatuto del arte. Y del sujeto.

Durante siglos la escultura. Imponente y estereométrica, otorgaba solidez eterna al prohombre de turno: dios, príncipe o héroe. Elevada sobre su rotundo pedestal, ordenaba la circulación, en las plazas públicas, de una comunidad que se reconocía en sus modelos. Esa era la lógica y la tecnología del monumento.

Bicho está solo y desasistido. Elevado sobre un inestable palo de escoba, airea su precariedad. Como una escultura barroca desprovista de su manto, deja ver la fragilidad de sus tripas tecnológicas.
Sin sexo ni ropaje ceremonial, ya no atrae la mirada. La sigue.
Como un parásito, necesita al huésped para tener sentido. La escultura es menesterosa: ya no tiene verdades que imponer, solo dudas que participar tratando de captar esa atención cada día más distraída de la que depende. Ya no impone, apenas aguanta la mirada, pero despierta ternura. Libre de toda presunción, no llega ni de lejos a parecer un transformer, si acaso un Wall-e, por lo demás, ciego. Pero “vivo”. Incluso sin ver, puede mirar y sentir (juraría haberla visto hacerle ojitos a más de uno). Ahora, ha venido a nuestra "fiesta", y quiere formar parte de ella.

- 2015 I 25.000 ft/25 ft. Comisario: R. Salas. Sala de exposiciones del Itto. de Canarias Cabrera Pinto. La Laguna, Tenerife.

- 2015 I TLP TENERIFE.  Colaboración con la OFICINA DE SOFTWARE LIBRE DE LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA. Santa Cruz de Tenerife, España.

- 2015 I ENCUENTROS DENKBILDER #05, NICOLAS BOURRIAUD. MATERIALES COMUNES (LAB), Roc Laseca. Facultad de BBAA, Universidad de La Laguna. Tenerife, España. http://www.denkbilder.org/wp-content/uploads/2015/12/Edicion-05.pdf

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