top of page

Sobre el porqué de Nadie.

Claudia Torres, 2016.

Documental experimental.
España. Islas Canarias, Lanzarote.
Archivo: Autobiográfico.
Sonido directo / Archivo.

Sumergidos en una atmósfera melancólica y de desencanto, aceptamos la imposibilidad de que el mundo tenga un sentido pleno. No hay modelos de conducta y comportamiento. He aquí la pérdida de valores y de credibilidad. Todo ha perdido seriedad. Incluso la muerte, y esto es lo más serio que puede pasar.
Ya no hay nada firme sobre lo que poner los pies, quizás sí sobre el propio vacío que se monumentaliza, las imágenes tienden al agua y el gas. Las baldosas que aseguran que hacemos pie y sobre las que caminamos con paso firme se pulverizan.
En esta desgarradora nostalgia hacia aquel descanso sobre la superficie en que algún día hubo alguna certeza, se desentierran imágenes en que aún había suelo y horizonte, para ser recordadas y dejar que emerjan.
Lo autobiográfico parece estar condenado a la ficción, no puedo pedirle al vídeo que muestre lo que ha sido mi pasado, solo puedo evocarlo o reconstituirlo, así, con intención de mantener el “pacto de veracidad” que atañe al documental, todo es rescatado del pasado, incluso Nadie, (en aquel momento tenía nombre), y esta historia pasajera que empieza a no retenerse en la memoria. De ahí esa nostalgia desprendida, los reproches sin rencor.
Todo transcurre en el presente con unos personajes que no son actores. Otros simples individuos que también tuvieron suelo actuando en presente, sin nada trascendental que hacer. Un fragmento de mi vida ya había sido grabado por otros anteriores sin necesidad de un atrezzo, ni el mítico: luces, cámara, acción.


El autor se convierte en espectador de su propia experiencia.

- 2017 PENUMBRA. Trabajo curatorial llevado al papel en forma de libro experimental de edición exclusiva del autor Adonay Bermúdez. http://penumbramicromegas.com/

- 2017 Seleccionado en ESPACIO ENTER CANARIAS en la categoría de VIDEOARTE. Encuentro Internacional de todos los sectores relacionados con el arte y la cultura digital, de las ideas que nos permitirán diseñar el futuro y de la innovación tecnológica. http://www.espacioenter.net/

Hoy escribo, porque no puedo recoger conchas en la playa y la rosa me mira mientras muere en mi habitación, sobre el porqué de Nadie.
Sobre el porqué de Nadie nunca tiene final, además, de Nadie siempre hay mucho que decir.
Llegó un día hace ya cuatro años.
Era raro de cojones. Así que me gustó. Confieso ahora que nunca me gustó su nombre (al principio incluso me parecía extraño sentirlo en la boca al pronunciarlo: Na-die). Odiaba que fuera competencia.

Y lo quería para mí.
Así que entre juego y juego, y sin saber bien qué estaba haciendo, gané. Era mío.
Correteábamos alegres de habernos encontrado. ¿Realmente era posible aquello que estaba pasando? No, no era posible. También era raro. Y por eso me gustó.

Duró poco.

Para cuando fuimos a aceptar que era invencible Nadie se fue.
- “Cuando Nadie te abandona es culpa de Nadie”.
Conseguí mil cosas de él, luego creció, cambió o qué sé yo. El animal abandona el nido cuando está preparado. Llegó el momento, desapareció y luego siguió brincando por ahí.

Nadie sabe bien por donde.
Dicen que lo han visto esconderse entre los árboles del bosque bien entrada la noche. Así que trato de no apagar la luz por si decide volver a casa (y así no se pierda) o al menos que vengan los recuerdos que ya empiezan a ser tapados por otros nuevos.
Estúpido cerebro.

Cómo me gustaría tener la capacidad suficiente para guardarlo ahí todo. Benditas borracheras y tardes de lluvia, bendito frío de Barcelona que ya no recuerdo.
Y quizás sea mejor que todo siga su curso. Dejar que el agua corra y permitir que todo se largue como lo que pasa con lo que no es importante. Y dejar de escribir.
Pero, ¿cómo no voy a escribir sobre ti si ya he escrito sobre una cafetera o una orquídea? Al final las plantas se mueren. Ya lo dije antes.
Tu no.

//
Oggi scrivo, perché non riesco a raccogliere conchiglie sulla spiaggia e la rosa mi guarda mentre muore nella mia stanza, a proposito di Nessuno.
Per il motivo di Nessuno non ha mai fine, inoltre, di Nessuno sempre c’è molto da dire.
È arrivato un giorno giá da quattro anni. 
Era strano da fare schifo. Per questo mi è piaciuto. Adesso confesso che non mi è mai piaciuto il suo nome (all’inizio addirittura mi sembrava strano ascoltarlo dalla bocca quando lo disse: Nes-suno) Odiavo che fosse la concorrenza. E lo ha voluto per me.
Quindi, tra gioco e gioco, e sensa sapere bene quello che stavo facendo, avevo vinto. Era mio.
Siamo contenti che ci siamo trovati. Era veramente possibile quello che stava succedendo? No no
era possibile. Era anche strano. Ed è per questo che mi è piaciuto. Duró poco. Quando accettamo che ció era invincibile,  Nessuno ha lasciato.
- “Quando nessuno ti lascia è colpa di nessuno”.
Ho ricevuto migliaia di cose da lui, poi è cresciuto, è cambiato o non so. L’animale lascia il nido quando è pronto.
Il tempo è venuto, scomparce, e poi continuava a saltare lá fuori. Nessuno sa dove.
Dicono che lo hanno visto nascondersi tra gli alberi della foresta nella notte. Quindi cerco di non spegnere la luce nel caso in cui decidesse di tornare a casa (e quindi non perdersi) o almeno ricordare le memorie che già iniziano a coprirsi per autre nuove.
Stupido cervello. Come vorrei avere abbastanza capacità per tenerlo lì. Benedotte sbronze e pomeriggi piovosi, benedetto freddo di Barcellona che giá non ricordo.
E forse è meglio che tutto segua il suo corso. Lasciare che l’acqua scorra e permettere che tutto scenda come
Succede con ciò che non è importante. E smettere di scrivere.
Ma come non intendo scrivere su di te se ho già scritto di un caffè o di un’orchidea? Alla fine le piante
mouiono. L’ho detto prima.
Tu no. 

bottom of page